Bogavante

El bogavante es un crustáceo decápodo. Su cuerpo es alargado y está formado por un largo caparazón, seguido de unos cinco o seis segmentos y la cola. Estos segmentos son lisos con un color azul oscuro, casi negro, cubierto de manchas amarillentas.

El bogavante posee dos antenas largas y otras cuatro cortas. La cola con forma de abanico. La cabeza es puntiaguda y tiene varios dientes en los laterales.

Posee cinco pares de patas por costado, las dos delanteras están mucho más desarrolladas y con pinzas distintas, siendo la derecha mucho mayor que la izquierda. Esto permite al bogavante trocear sus presas con la derecha y cortar con la izquierda. Los cuatro pares de patas restantes son largas y finas y son las que permiten su movilidad.

Se alimenta de sepias, pulpos, calamares, pequeños peces y moluscos.

El tamaño del bogavante va desde 30 a 75 cm. y su peso puede estar entre los 500 gr. hasta los 2 kg. En algunos casos, se ha llegado a encontrar hasta ejemplares de 4 kg.

El bogavante es un crustáceo abundante en proteínas. Destaca por su bajo contenido en grasas y, por tanto, en calorías.

En cuanto a sus propiedades nutricionales, el bogavante es rico en vitamina B3 que interviene en el metabolismo de los hidratos de carbono, las grasas y las proteínas. También contribuye en el mantenimiento de la función cerebral (combate el estrés y las migrañas).

Como todo el marisco, es rico en minerales esenciales como el zinc, el fósforo, el hierro, potasio y magnesio.
Hay que destacar que su contenido en yodo es beneficioso para la prevención de enfermedades cardiovasculares y el correcto funcionamiento de las células. Además, nos ayuda a regular el colesterol.

El bogavante se prepara, por norma general, cocido y se acompaña de salsas, vinagretas, salpicones,… También se emplea en arroces caldosos y a la plancha, abierto por la mitad.

La carne del bogavante es de color blanca, destaca por su gran sabor. Casi todas las partes son aprovechables, sobre todo la zona del tórax, que presenta una textura cremosa llamada coral.

Cada 2 años, el bogavante produce entre 15000 y 30000 huevos dependiendo del tamaño de éste. Solo un 0.1 % de esos huevos llegan a ser adultos, de ahí que se haya empezado a desarrollar programas de repoblación del bogavante. Cada vez que se consiguen bogavantes juveniles, estos son repoblados mediante buzos a zonas con abundante mejillón, donde se ha comprobado que la supervivencia es mayor.
Hasta ahora el cultivo de bogavante se ha encontrado con grandes dificultades debido al elevado número de enfermedades que estos crustáceos padecen.

La explotación de los recursos que nos da el mar debe realizarse con cabeza y de forma regulada. Cada especie tiene un ciclo diferente de reproducción y tiene que respetarse, de ahí que existan las vedas de pesca.

Se recomienda revisar la normativa autonómica sobre el reglamento de pesca del Bogavante, donde aparecen las vedas de dicho crustáceo.

La gran diferencia entre la langosta y el bogavante son sus patas delanteras, en el bogavante son dos pinzas grandes, y en la langosta tiene dos antenas largas que salen de su cabeza.